jueves, 29 de octubre de 2009

miércoles, 28 de octubre de 2009


Guerra de los pasteles

La guerra de los pasteles fue el primer conflicto bélico entre México y Francia, y formalmente tuvo lugar entre el 16 de abril de 1838 y el 9 de marzo de 1839.

Las primeras décadas de la historia Independiente de México, fueron de anarquía y desorden en los aspectos económico, político y demográfico.
La inestabilidad del país se reflejaba en todos los órdenes de la sociedad, y en particular en las fronteras la migración ilegal y el contrabando eran comunes por la falta de vigilancia.
Debido a esto y muchos problemas, México estaba en la mira de los países extranjeros, dispuestos a intervenir cuando lo consideraran oportuno.

A partir de la consumación de la Independiente en 1821, los fraceses, que profesaban la misma religión, y además pertenecían a una cultura que influía grandemente en la mexicana, pudieron radicarse en el país, consagrandose al comercio, la pequeña industria, el artesanado e ingresando en el ejército nacional.

En 1827, se había celebrado un convenio con Francia bajo el nombre de "Declaraciones Provisionales", que sentaban las bases para el futuro arreglo de las relaciones entre ambos países.

La colonia francesa era próspera y bien vista cuando Francia reconoció en 1830 la Independencia y en el momento en que se firmaron los acuerdos comerciales de 1831 y 1832, que otorgaron a la nación francesa y sus ciudadanos el tratamiento de nación más favorecida.

Las rebeliones y asonadas ocurridas en las primeras décadas afectaron tanto a los mexicanos y extranjeros, al igual que los préstamos forzosos que el gobierno impuso a la población para salir de sus apuros económicos.

De esos hechos, y a través del barón Deffaudis, embajador de francés, los comerciantes franceses avecinados en México enviaron una serie de reclamaciones, que fueron recibidas en Paris con alarma.
Entre estas reclamaciones, se encontraba la del señor Remontel, dueño de un restaurante de Tacubaya, donde algunos oficiales del presidente Santa Anna en 1832 se habían comido unos pasteles sin pagar la cuenta, por lo cual exigía ser indemnizado. Ese fue el motivo a que el pueblo mexicano identificara a esta guerra con Francia con el nombre de "Guerra de los Pasteles".

Deffaudis, en un comunicado a su gobierno le indicaba que había que actuar con energía.
Al responder el Ministro de Relaciones a las reclamaciones francesas y no estar de acuerdo. En consecuencia Deffaudis, pidió sus pasaportes y abandonó México y regresó a Francia, para volver en marzo acompañado de diez barcos de guerra que apoyaban las reclamaciones de su gobierno.

Deffaudis redactó el 21 de ese mes un ultimátum al gobierno exigiéndole el pago de seiscientos mil pesos para cubrir daños ocasionados a los franceses. Exigía también, que fueran retirados varios oficiales del ejército y se exceptuara a los franceses de los préstamos forzosos expidiendo una ley especial.
Fondearon frente a la Isla Sacrificios, Veracruz, amenazando con invadir el territorio mexicano si México no cumplía las condiciones de Deffaudis.

Como el gobierno de Anastasio Bustamante se negaba a tratar con Deffaudis mientras hubiera fuerzas navales francesas frente a Veracruz, el comandante de éstas, almirante Bazoche, declaró bloqueados todos los puertos del Golfo, incautó a las naves mercantes mexicanas, comenzando un bloqueo que duraría ocho meses, desde el 16 de abril de 1838 que se rompieron las relaciones.

Al ver que México no cedía ante la presión, Francia envió en octubre veinte barcos más bajo el mando del contraalmirante Charles Baudin y se reunió en Jalapa con el ministro de relaciones interiores y exteriores de México don Luis G. Cuevas, quien se negó a exceptuar a los franceses de préstamos forzosos y de ventajas comerciales. Aceptó pagar la indemnización de seiscientos mil pesos en un plazo de seis meses. Inconforme, Baudin amenazó con iniciar las hostilidades el 27 de noviembre, lo cual realizaron 26 navíos con cuatro mil hombres, que atacaron San Juan de Ulúa causando graves daños y gran numero de muertos.

Retirado desde su regreso de Estados Unidos, Santa Anna observó los movimientos de la escuadra enemiga y decide actuar.
Se entrevistó con Rincón y ante la grave situación aceptó el consejo de los oficiales de rendir fortaleza. Los franceses obligaron a Rincón a reducir la guarnición de Veracruz a mil hombres, a recibir a los expedicionarios e indemnizarlos.
El Congreso desautorizó a Rincón y nombró a Santa Anna defensor de Veracruz. Éste llamó a Mariano Arista, quien fue hecho prisionero al ser sorprendidos por los franceses, mientras Santa Anna lográ escapar.

Las tropas francesas atacaron varios puntos fuertes y cuando se retiraban, Santa Anna, que había recibido refuerzos, intentó atacar en muelle al contra-almirante Baudin, las cuales contraatacaron utilizando un cañón que mató al caballo de Santa Anna destrozándole a éste la pierna izquierda, forzado el ejército nacional a abandonar Veracruz, este hecho provocó en la capital descontento, culpándose al presidente Bustamante de esos hechos.

La intervención de Santa Anna en la defensa de Veracruz le sirvió para recuperar su prestigio, lo que capitalizó muy bien, habiendo logrado que lo propusieran para ocupar la presidencia en tanto Bustamante salía a combatir un alzamiento federalista en Tampico.
Como presidente interino, Santa Anna se dio cuenta de que resultaba conveniente llegar a un arreglo con Francia, ya que Baudin había levantado el bloqueo de los puertos controlados por los federalistas.
Por otra parte, el ministro inglés Richard Pakenham intervino con el fin de evitar daños al comercio británico, quien consiguió reunir a los representantes mexicanos con el contraalmirante Baudin.

El 9 de marzo de 1839 se firmó un tratado de paz, en el cual México se comprometió a pagar las indemnizaciones exigidas (seiscientos mil pesos en total), en plazos cómodos y del modo que menos podía perjudicar el erario nacional.
Francia retiró, a cambio, la flota invasora, desistió de la indemnización a los gastos de guerra y el desconocimiento de las Declaraciones Provisionales de 1827 devolviendo además las naves incautadas.

Esta guerra no impidió que Francia siguiera ejerciendo gran influencia en el desarrollo cultural de México.


GUERRA CRISTERA
La Guerra Cristera (también conocida como Guerra de los Cristeros o Cristiada) en México consistió en un conflicto armado que se prolongó desde 1926 a 1929, entre el gobierno de Plutarco Elías Calles y milicias de laicos, presbíteros y religiosos católicos que resintieron la aplicación de legislación y políticas públicas orientadas a restringir la autonomía de la Iglesia católica.

La original Constitución mexicana de 1917 establecía una política que lejos de separar al Estado de la Iglesia, negaba la personalidad jurídica a las iglesias, subordinaba a éstas a fuertes controles por parte del Estado, prohibía la participación del clero en política, privaba a las iglesias de su derecho a poseer bienes raíces, desconocía derechos básicos de los así llamados "ministros del culto" e impedía el culto público fuera de los templos. Algunas estimaciones ubican el número de personas muertas en un máximo de 250 mil, entre civiles, efectivos de las fuerzas cristeras y del Ejército Mexicano.

ANTECEDENTES

Boycot en contra de la Ley CallesEn 1926, el presidente Plutarco Elias Calles,general revolucionario, promovió la reglamentación del artículo 130 de la Constitución a fin de contar con instrumentos más precisos para ejercer los severos controles que la Constitución de 1917 estableció como parte del modelo de sujeción de las iglesias al Estado aprobado por los constituyentes. Estos instrumentos buscaban limitar o suprimir la participación de las iglesias en general en la vida pública, pero--dadas algunas características de la legislación, como el hecho que se obligaba a los ministros de culto a casarse y se prohibía la existencia de comunidades religiosas--es posible afirmar que tenían un claro sesgo anti-católico por ser esta confesión la única que en México cuenta con ministros solteros y con comunidades en las que personas deciden convivir.
"Escena de Viernes Santo en pleno siglo XX", del archivo del Presbítero mexicano Jesús María Rodríguez †.La ley reglamentaria del 130 constitucional facultaba, siguiendo el dictado de la Constitución, a los gobernadores de los estados de la República a imponer cuotas y requisitos especiales a los "ministros del culto". Tal fue el caso de los gobernadores más radicales, como Tomás Garrido Canabal del estado de Tabasco quien decretó normas que iban incluso más lejos, pues obligaban a los "ministros del culto" a casarse para poder oficiar, mientras que en estados como Chihuahua se pretendió forzar a la Iglesia católica a operar con un número mínimo de presbíteros, mientras que en Tamaulipas se prohibió oficiar a los sacerdotes extranjeros.

Es de 1925, con apoyo de la CROM se creó la Iglesia Católica Nacional Mexicana, dotándola de edificios, recursos y medios para romper con El Vaticano. Confrontada con esta situación, la Iglesia intentó reunir dos millones de firmas para proponer una reforma constitucional. La petición de los católicos mexicanos fue rechazada. Los católicos llamaron y realizaron un boicot para no pagar impuestos, minimizar el consumo de productos comercializados por el gobierno, no comprar billetes de la Lotería Nacional, ni utilizar vehículos a fin de no comprar gasolina. Esto causó severos daños a la economía nacional, al tiempo que sirvió para que las posiciones de distintos grupos dentro de la propia Iglesia católica en México se radicalizaran.


GUERRA DE CASTAS


Se ha denominado Guerra de Castas al movimiento social que los nativos mayas del sur y oriente de Yucatán iniciaron en el mes de julio de 1847 contra la población de blancos (criollos y mestizos), que se encontraba establecida en la porción occidental de la Península de Yucatán. La guerra, que costó cerca de un cuarto de millón de vidas humanas, terminó oficialmente en 1901 con la ocupación de la capital maya de Chan Santa Cruz por parte de las tropas del ejército federal mexicano.

Hay quienes ponen en tela de juicio el apelativo con que se ha designado este conflicto bélico, acaecido en la península de Yucatán en la segunda mitad del siglo XIX. La palabra casta que deriva del latín y quiere decir puro, se aplicó principalmente por los vencedores circunstanciales de esta guerra y por algunos de los intelectuales que la reseñaron después. Pero la realidad, sostienen quienes critican la denominación, es que en Yucatán no había castas propiamente dichas, y mucho menos la rebelión había sido encauzada por una casta en particular. Se sublevaron y condujeron la cruenta lucha los integrantes de un sector (muy numeroso) de los indígenas mayas, aquellos que no habían sido totalmente mediatizados y subyugados intelectualmente, y que en su gran mayoría vivían en el oriente y el sur de la península. Se rebelaron además, no sólo contra los españoles, y los criollos, sino también contra los mestizos y los mulatos que vivían en territorio enemigo, los occidentales de la península. En todo caso, se afirma, esta lucha fue más propiamente -aunque no del todo- inter-étnica, aunque esto también queda desvirtuado por el hecho histórico de que en varios episodios de la lucha armada, lucharon o se separaron violentamente, indígenas contra indígenas. Unos eran los buenos para los blancos, otros eran los malos.

Antecedentes de la guerra
La inconformidad del pueblo maya era pues patente desde antes de la independencia de México. Las condicones de vasallaje en que se encontraban los indígenas mayas que habían sido conquistados en el siglo XVI y su enorme superioridad numérica en la península de Yucatán mantenían a la región en un estado permanente de tensión social.

Se había manifestado ya, en el siglo XVIII, con la rebelión de Jacinto Canek y su dramático aniquilamiento, en 1761, pero aquel brote no fue sino una manifestación menor en comparación de la amplitud que habría de adquirir el levantamiento poco menos de un siglo después, ya en época del México independiente.

La Guerra de Castas surgió en Yucatán debido a las precarias condiciones de vida de los indígenas mayas en la península. Sólo los criollos y algunos mestizos eran yucatecos con plenos derechos y, en general, ellos solían ocupar la parte superior de la escala social y económica, por lo que los mayas, pertenecientes a la clase depauperada, no se sentían parte de ellos, eran simplemente mayas, foráneos en su propio territorio.

Ante esa situación de pobreza y desigualdad social, los indígenas mayas se sublevaron. En julio de 1847, siendo gobernador de Yucatán Santiago Méndez, su administración se percató de una enorme concentración de indígenas armados y con reservas de alimentos, en la hacienda Culumpich, propiedad de Jacinto Pat, batab (caudillo) maya, a 40 Km. de Valladolid.

Tras ese descubrimiento, con la intención de sofocar cualquier revuelta, Manuel Antonio Ay, líder maya principal en Chichimilá, fue aprehendido bajo el pretexto de habérsele encontrado una carta en la que se planeaba la insurrección, juzgado sumariamente y ahorcado en la plaza de Santa Ana en Valladolid.

Posteriormente, en busca de los otros caudillos, la población de Tepich fue incendiada y sus habitantes duramente reprimidos.

En respuesta a ello, el 30 de julio de 1847, Cecilio Chi atacó Tepich en el oriente, ordenando la muerte de todos los pobladores blancos. Jacinto Pat se incorporó desde el sur con sus huestes. Había estallado la guerra que duró 54 años y no concluyó oficialmente sino hasta 1901, aún cuando los problemas de fondo que la originaron continuarían siendo motivo de inquietud social hasta bien entrado el siglo XX. Un año después, en 1848 la guerra de castas había cundido por toda la península y parecía por momentos que los indígenas lograrían exterminar a la población blanca.

Al ganar fuerza la rebelión y al paso del tiempo los mayas lograron tomar un gran parte de la península. El ya gobernador Miguel Barbachano y Terrazo se vio obligado a solicitar apoyo militar al gobierno de México que a la sazón se encontraba sufriendo las consecuencias de la intervención norteamericana, conflicto en el cual Yucatán había decidido (por un acuerdo entre Santiago Méndez y Miguel Barbachano, líderes políticos que estuvieron pugna la mayor parte del tiempo) permanecer neutral. Debe recordarse que en aquellos años Yucatán se encontraba separado de México, por lo que el gobierno del país condicionó su apoyo a la reincorporación de Yucatán a la nación mexicana.

Inicio de la guerra
Aprovechando la experiencia bélica y las armas que habían acopiado en las contínuas batallas que el estado de Yucatán sostuvo con el ejército del gobierno centralista de México, que Antonio López de Santa Anna había enviado para forzar la reunificación de la península a Mexico, guerra en la que los mayas habían sido pieza fundamental para la defensa de la península de Yucatán, planearon el movimiento rebelde tres líderes indígenas: Manuel Antonio Ay, cacique de Chichimilá; Cecilio Chi cacique de Tepich, y Jacinto Pat hacendado y cacique de Tihosuco.

Primeramente éstos se dedicaron a hacer proselitismo entre los naturales de los demás pueblos y, descubierto en sus maniobras, Manuel Antonio Ay fue aprehendido, procesado, condenado a muerte y ejecutado en la plaza de Santa Ana de la ciudad de Valladolid, el 26 de julio de 1847.

En vista de tales acontecimientos, los otros jefes de la rebelión anticiparon su estallido. Cecilio Chi tomó Tepich, donde dio muerte a todos los vecinos de raza blanca, salvándose solamente uno, que fue a Tihosuco a dar cuenta del hecho. La guerra había comenzado.

Final de la guerra
La ciudad de Bacalar permaneció en poder de los mayas hasta el 22 de enero de 1901, en que fue recuperada por tropas del gobierno federal al mando del vicealmirante Ángel Ortiz Monasterio, mientras el General Ignacio A. Bravo ocupaba a su vez Chan Santa Cruz, actualmente Felipe Carrillo Puerto. En ambos casos los soldados no dispararon un solo tiro, porque los indígenas huyeron para internarse en las selvas, donde formaron nuevas aldeas, a menudo cambiadas de lugar, siguiendo la costumbre maya de la quema de los bosques para sembrar, hasta agotar la tierra.

martes, 27 de octubre de 2009

presentacion valores

PRESENTACION

Me llamo Reyna Castillo Lara y estudio 3 semestre de preparatoria en el CBTIS 111. Llevo las especialidad de informatica.Cabe mencionar que no se nada y que se me hace muy dificil :S pero bueno! Que espero de este blog? HONESTAMENTE es solo para entregar tareas :D
Ahora que les digo del 3°O t.m no somos el grupo mas unido! pero si nos apoyamos! y mas cuando se trata de que Carolina gane para la mas sexi ;D
Espero les agrade!

Reey(: